En mi poco más de 3 decadas de vida me han ocurrido cosas raras, divertidas, extrañas, bizarras e inverosímiles, pero me parece que sin duda la que califica como una de las más sorprendentes es cuando fui interrogada como probable testigo de un asesinato.
¿Les parece insólito?....pues ciertamente lo fue, y aunque parezca contradictorio la situación me resultó hasta entretenida, ya que siempre he sido una asidua lectora de Novelas Policiacas y de Misterio, y ésta historia incluso alcanzó ribetes casi paranormales.
Pues para que comprendan de que se trató todo, comenzaré desde el principio.
En ese tiempo vivía en un departamento ubicado en el centro de Viña. El edificio es bastane distinguible, ya que tiene una forma similar a una pirámide, por lo que era facil reconocerlo. Y así fue como una tarde de día viernes, en el mes de Abril de 1997, leyendo como siempre hacia camino a casa los titulares de los diarios en un quiosco cercano, veo en la portada del Diario "La Estrella" una gran foto de mi edificio con el titular "Horrendo ASESINATO".
Debo haberme demorado un par de minutos en reaccionar y asociar esa foto con mi casa y con lo que significaba lo del "horrendo asesinato"..... como pueden imaginarse, el impacto fue gigantesco.
Compré el diario, leí los detalles y me enteré que esa mañana, a eso de las 8:30 la nana del departamento 804 ( yo vivía en el 604) había descubierto el cadaver del dueño de casa, de nombre Hugo, amordazado, golpeado, acuchillado y estrangulado....
Tenía una ligera idea de quien podía ser el tal Hugo, un tipo mayor, que vivía solo y que manejaba una camioneta, pero a quien no debía haber visto más de un par de veces desde que comencé a vivir en ese departamento.
Al llegar al edificio, con el diario en la mano y una gran ansia por conocer más detalles de lo sucedido, me encuentro en la puerta con una policia de guardia, un inusual movimiento de conserjes, otro policia en la puerta del ascensor y nadie con cara de querer comentarme lo que había ocurrido.
Ya una vez en mi piso, me topé con una vecina que me contó lo poco que ella sabía : que el crimen debía haber sido durante la noche, que el asesino debió haber huido entre las 6:30 y la hora en que se encontró el cadaver y que se suponía se trataba de un crimen entre homosexuales, no sólo porque el difunto tenía esa tendencia sexual, sino que el ensañamiento del homicidio era caracteristico en ese tipo de crimenes.
Demás está decir que yo la escuchaba con la boca abierta y el corazón a mil : todo eso había sucedido unos metros arriba de mi cabeza y además practicamente había compartido ascensor con el asesino, ya que la probable hora de su huida era más o menos la misma en que yo salía hacia la oficina.....
Entré finalmente a mi departamento agitada, nerviosa y comencé a llamar a un montón de gente para contarles de esta increible situación. Entre ellos, a una amiga que al día siguiente partía hacia Iquique por un tiempo y a quien esa noche se le hacía una despedida en la "Piedra Feliz". Ella no me permitió la mínima excusa para no asistir a su fiesta, por lo que luego de poner al tanto de estas violentas novedades a varios amigos, amigas y familiares, procedí al arreglo de rigor para asistir a la despedida.
Estaba precisamente en eso, frente al espejo del baño alisándome la chasquilla, cuando suenan dos golpes fuertes en la puerta del departamento. Casí me quedé sin respiración de la tremenda impresión, no sólo por el natural nerviosismo de mi estado de ánimo, sino que porque nadie entraba al edificio sin llamar antes al citofono.
Al abrir, me encuentro con dos tipos jovenes que se identifican como detectives y me muestran sus placas. Yo reaccioné de una manera que probablemente les pareció poco usual, ya que los recibí con una sonrisa diciéndoles que me imaginaba iban a pasar pronto, luego los hice entrar y sentarse en el living.
Lo que vino fue un interrogatorio clásico de series policiales : ¿ a que hora me había acostado?, ¿había sentido o escuchado algo raro?, ¿había visto la camioneta en el estacionamiento?, ¿ había, los día previos, sentido gritos o golpes en el departamento 804?, ¿había visto tierra, sangre o marcas de zapato en el ascensor al irme esa mañana.......?
A decir verdad, no fueron muchos los datos que pude aportar, ya que todas mis respuestas fueron negativas. Casi me reprochaba no haber estado más atenta, no haberme dormido más tarde o haber hecho cualquier cosa que me permitiera contribuir con algún dato importante para la investigación. Pero no fue así, por lo que los amables detectives se marcharon luego de más o menos 15 minutos, no sin antes tranquilizarme, decirme que todo esaba controlado y que saliera sin problemas ( les había contado lo de la despedida mi amiga).
Luego de eso partí rapidamente hacia la "Piedra Feliz". Allí no hubo persona a la que no le contara la increible experiencia que me había tocado vivir y con quien no especuláramos acerca del posible asesino.
A la vuelta, a eso de las 4:00 de la mañana, el amigo con quien andaba me preguntó si quería que me acompañara hasta la puerta del departamento, pero yo, envalentonada, le dije no era necesario y me bajé en la entrada del edificio. Aún estaba la policia de guardia, por lo que me sentí más segura.
Al entrar al ascensor marqué el piso 6, donde debía bajarme. Comenzó éste a subir normalmente, sin embargo, en medio de esa madrugada especial y cargada de nerviosismo, el ascensor no paró en el piso indicado, sino que siguió lentamente (o al menos, así me lo pareció) hasta el piso 8, en donde había ocurrido el crimen.
Debo haber estado yo un poco aletargada, por la hora, los tragos de la celebración y la excitación del día, ya que no hice nada para detenerlo. Al llegar al piso 8, la puerta se abrió y tuve una clara visión de la entrada del departamento 804, cercada la puerta por la típica cinta amarilla de la policia, en un piso completamente desierto.
Probablemente fueron varios segundos en que permanecí allí, estática, mirando fijamente esa cinta, antes de reaccionar y volver a marcar el piso 6, para que el ascensor se devolviera.
Extrañamente no sentí miedo, solamente una especie de conexión y una fuerte compasión hacia el pobre Hugo, que tan solo y tan tragicamente había muerto.
Seguí viviendo en ese departamento por cerca de 3 años y periodicamente me asomaba a mi balcón, que por la inclinación propia de la forma de piramide del edificio, me permitía ver las ventanas cerradas y el balcón vacio del departamento 804, para recordar por unos momentos al pobre Hugo (al que terminé llamando Huguito).
Hasta hoy día éste permanece como un crimen no resuelto. Nunca se encontró al asesino y no obstante la investigación, que fue acuiciosa ya que el muerto resulto ser un importante empresario hípico con una considerable fortuna que no encontró herederos, no fue posible dilucidar el misterio del asesinato.
Probablemente fue el mismo Hugo quien no quiso que se conocieran los escalofriantes detalles de un crimen tan violento y pretendió que sólo permaneciera en la memoria de la gente así, como otro misterioso Cold Case.